
Un organismo sano reacciona a la amenaza de la enfermedad con una elevación de la temperatura corporal, progresando en los casos agudos a una fiebre alta que desencadena una respuesta inmune aumentada. La temperatura corporal juega un papel crucial en la regulación del sistema inmune.
En consecuencia, un aumento de la temperatura corporal inducido artificialmente ocasiona una estimulación sostenida de los sistemas de auto-curación, incluso en los casos de procesos crónicos o malignos.
Beneficios del aumento controlado y dirigido de la temperatura corporal
-
Promueve los procesos de reparación y regeneración en cada célula individual.
-
Produce una relajación muscular sostenida, incluso en las capas musculares más profundas.
-
Aumenta numerosos procesos inmunológicos, la migración de linfocitos en particular a los sitios de inflamación y procesos malignos.
-
Mejora el suministro de sustancias medicinales al lugar de su acción.
-
Mejora la eficacia de diversas sustancias antibióticas y de quimioterapia.

Hipertermia

Indicaciones
Como terapia de apoyo se puede combinar de forma sinérgica con otras terapias para el tratamiento de indicaciones tales como:
-
Fibrositis, reumatismo no articular, tensión muscular
-
Procesos degenerativos, artrosis
-
Procesos inflamatorios crónicos:
-
Broncopulmonares ( asma, bronquitis)
-
Intestinales (colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn)
-
Urogenitales (prostatitis crónica)
-
Dermatológicos (neurodermatitis , psoriasis)
-
-
Infecciones crónicas ( enfermedad de Lyme)
-
Enfermedades malignas (adyuvante para la estimulación del sistema inmune y para efectos de mejora de las terapias estándar)
La aplicación de la hipertermia, al imitar el mecanismo de defensa fisiológica correspondiente a la acción de la fiebre, provoca la liberación de sustancias reguladoras (citoquinas) que tienen un efecto protector para el organismo enfermo.
Se ha demostrado que la hipertermia tiene un efecto antiangiogénico y un rol inmunomodulador.